Es una gran honra poder compartir una palabra con ustedes, pues he sido testigo de cómo el Señor les ha sostenido. Para esta ocasión, tomaré estos dos textos como base para contextualizar lo que hoy compartiremos:
Efesios 4:11‑13 NTV: “Ahora bien, Cristo dio los siguientes dones
a la iglesia: los apóstoles, los profetas, los evangelistas, y los pastores y
maestros. Ellos tienen la responsabilidad de preparar al pueblo de Dios
para que lleve a cabo la obra de Dios y edifique la iglesia, es decir, el
cuerpo de Cristo. Ese proceso continuará hasta que todos alcancemos tal unidad
en nuestra fe y conocimiento del Hijo de Dios que seamos maduros en el Señor,
es decir, hasta que lleguemos a la plena y completa medida de Cristo.”
Ministros del Señor, La tarea es grande…y no lo digo
yo, esto es palabra del propio Espíritu de Dios…
Romanos 12:4‑8 NTV: “Así como nuestro cuerpo tiene muchas partes y
cada parte tiene una función específica, el cuerpo de Cristo también. Nosotros
somos las diversas partes de un solo cuerpo y nos pertenecemos unos a otros.
Dios, en su gracia, nos ha dado dones diferentes para hacer bien determinadas
cosas. Por lo tanto, si Dios te dio la capacidad de profetizar, habla
con toda la fe que Dios te haya concedido. Si tu don es servir a otros, sírvelos
bien. Si eres maestro, enseña bien. Si tu don consiste en animar
a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con
generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad
en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con
gusto.”
1. Introducción
Queridos, hoy nos hemos reunido, en primer lugar, para
celebrar y glorificar al Señor por Su obra en medio de Su iglesia. En segundo
lugar, y en conexión con lo anterior, estamos aquí para el reconocimiento
público de una labor que nuestro hermano Fernando Castillo ya viene
ejerciendo hace un tiempo como dirigente de la iglesia local Roca de Gracia.
Esto se hace con un solo propósito: la edificación del Cuerpo de Cristo.
Hermanos, el reconocimiento de los dones y los ministerios no
es un mero acto ceremonial; es una respuesta obediente a la obra poderosa del
Espíritu Santo, quien distribuye cada don y cada ministerio como Él
quiere para el bien común del cuerpo de Cristo (1 Co 12:11 NTV: “Es el mismo y único
Espíritu quien distribuye todos esos dones. Solamente él decide qué don cada
uno debe tener.”)
2. Fundamento bíblico de los dones y los ministerios
Recordemos, amados, que Cristo es el dador de dones (Efesios
4:7-11). Después de haber ascendido a los cielos, el Señor concedió dones a los
hombres, repartiendo a cada uno conforme a Su propósito y gracia.
El propósito de estos dones es triple (Efesios 4:12):
- Perfeccionar
a los santos,
es decir, conducirnos hacia la madurez espiritual.
- Equipar
para la obra del ministerio, impulsándonos al servicio activo (mediante la
predicación, la enseñanza, la guía y el cuidado).
- Edificar
el cuerpo de Cristo, fomentando el crecimiento y la unidad de toda la iglesia.
En este cuerpo, aunque hay diversidad de dones, hay
un solo Espíritu que los distribuye (1 Corintios 12:4-7). Hay distintas
funciones, pero un mismo Señor que obra en todos; diferentes
manifestaciones, pero una misma presencia divina que las inspira.
Este principio de orden y gobierno espiritual se refleja en
Hechos 6:3-6 (NTV), donde la iglesia, bajo la guía del Espíritu, eligió hombres
respetados, llenos del Espíritu Santo, con sabiduría y fe para encargarse de
responsabilidades prácticas (atender las necesidades), mientras los apóstoles
se dedicaban a la oración y a la enseñanza de la palabra. Luego, oraron por
ellos e impusieron sus
manos como señal de respaldo y autoridad espiritual. Asimismo, el
apóstol Pablo exhorta en 1 Timoteo 4:14 (NTV): “No descuides el don
espiritual que recibiste mediante la profecía que se pronunció acerca de ti
cuando los ancianos de la iglesia
te impusieron las manos.”
Por lo tanto, la imposición de manos simboliza respaldo, delegación y
autoridad espiritual. Y por medio de este acto, reconocemos
públicamente lo que Dios ya ha obrado en una vida. Y precisamente esto,
es lo que estaremos haciendo en unos momentos más.
3. Reconocimiento del hermano Fernando como dirigente sobre
la iglesia local Roca de Gracia
Llamado: Don de administración o gobierno 1 Corintios 12:28, NTV: “A
continuación, hay algunas de las partes que Dios ha designado para la iglesia:
en primer lugar, los apóstoles; en segundo lugar, los profetas;
en tercer lugar, los maestros; luego los que hacen milagros,
los que tienen el don de sanidad, los que pueden ayudar a otros,
los que tienen el don de liderazgo, los que hablan en idiomas
desconocidos.”
El don de administración o gobierno es una
asignación divina de liderazgo espiritual dentro del cuerpo de Cristo. Quien lo
recibe, es llamado a guiar, organizar y velar por el buen
funcionamiento de la obra del Señor, no desde la posición de superioridad, sino
desde el servicio y la diligencia.
La función de liderar y dirigir no debe ejercerse de manera ligera
o descuidada, sino con responsabilidad, mansedumbre y temor reverente.
Recordemos que aquellos que estarán bajo nuestro cuidado no nos
pertenecen; han sido comprados por precio, adquiridos con la preciosa Sangre de
Cristo.
Encargos Ministeriales al Hermano Fernando Castillo
"Y aquí, hermano Fernando, hay una serie de encargos que
le hacemos en el nombre del Señor:
1. Poseer un Carácter Pastoral
1 Pedro 5:2-3 (NTV): “Cuiden del rebaño que Dios les ha encomendado. Háganlo
con gusto, no de mala gana ni por el beneficio personal que puedan obtener de
ello, sino porque están deseosos de servir a Dios. No abusen de la autoridad
que tienen sobre los que están a su cargo, sino guíenlos con su buen ejemplo.”
Amados, es fundamental recordar que el rebaño no nos
pertenece; la Iglesia es de Dios. Nosotros no somos dueños, sino administradores
fieles de lo que Cristo compró con Su sangre.
Como dice Hechos 20:28: “Tened cuidado de vosotros
y de todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos,
para apacentar la iglesia del Señor, la cual Él ganó por su propia sangre.”
Bajo la mirada de este texto, se nos pedirá cuenta de cómo
guiamos y administramos lo que el mismo Espíritu Santo nos ha encomendado. Un
dirigente no impone su voluntad, sino que refleja la voluntad del Señor.
No gobierna desde el control, la dureza o el legalismo,
sino desde el ejemplo, el servicio y el amor.
Jesús mismo nos dio la pauta en Marcos 10:43-45: “El
que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, y el que de
vosotros quiera ser el primero, será siervo de todos. Porque el Hijo del Hombre
no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por
muchos.”
El dirigente debe:
- Alimentar: Lo que implica enseñar
fielmente la Palabra de Dios.
- Proteger: Lo que significa velar por la
pureza del mensaje y la salud espiritual de los hermanos.
- Guiar: Lo que requiere discernimiento,
sabiduría y una total dependencia del Espíritu Santo.
El Profeta Jeremías ya nos recordaba la promesa divina en Jeremías 3:15: “Y
os daré pastores/lideres según mi corazón, que os apacienten con ciencia
y con inteligencia.”
Este compromiso con la verdad es ineludible. En el Nuevo
Testamento, el apóstol Pablo exhorta fuertemente a Timoteo (2 Timoteo 4:1-2
RV60): “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo... que prediques
la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye,
reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina.”
Por lo tanto, no debemos alterar ni suavizar el mensaje para
buscar la aprobación de los hombres. Como dirigentes, debemos enseñar “todo
el consejo de Dios” (Hechos 20:27), no solo lo que resulta cómodo para la
audiencia. Proclamaremos la verdad con amor, con firmeza y con pureza de
corazón, sabiendo que daremos cuenta delante del Señor.
Estar al frente de la Iglesia para dirigir y guiar
no es una posición de privilegio, sino una carga santa de responsabilidad.
Debe ejercerse con temor de Dios, humildad y una profunda pasión
por cada una de las almas que se le han delegado, bajo un carácter paternal
y a la vez pastoral.
2. Enseñar y Defender la Sana Doctrina
Tito 1:9 (NTV): “Debe tener una fuerte creencia en el mensaje fiel que se
le enseñó; entonces podrá animar a otros con la sana enseñanza y
demostrar a los que se oponen en que están equivocados.”
Enseñar sana doctrina es más que impartir conocimiento; es la
defensa bíblica de la verdad contra el error. Esta práctica protege a la
iglesia de la confusión y el engaño, manteniendo a la
congregación firme en la única verdad bajo el mensaje Cristo céntrico que salva
y transforma.
3. Guiar con Diligencia y Visión de Reino
Romanos 12:8 (NTV): “Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la
responsabilidad en serio.”
El dirigente está llamado a guiar con diligencia, sabiduría
y visión de Reino. No basta con ocupar un cargo; es necesario entender
el propósito de Dios para la iglesia y conducir cada área del ministerio en
sintonía con esa dirección divina. Debe ser ordenado, responsable
y prudente en sus decisiones, sabiendo que cada paso puede influir para edificación
o para destrucción.
Guiar con diligencia también significa gobernar el propio
corazón antes de gobernar a otros, aprendiendo a manejar la ansiedad,
mantener la calma y esperar en el Señor para no actuar
precipitadamente. Un dirigente con visión no se deja llevar por la urgencia del
momento, sino que discierne la dirección divina antes de avanzar,
mirando como sostenido en el invisible, guiando con esperanza, fe y propósito.
4. Ser Íntegro y Vivir en Santidad
1 Timoteo 4:12 (NTV): “Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices,
en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza.”
El verdadero liderazgo no se sostiene primariamente en los
dones, sino en el carácter. El dirigente debe ser un ejemplo vivo del
evangelio que predica, mostrando coherencia entre lo que enseña y la manera en
que vive. Su testimonio es su carta de presentación ante Dios, la iglesia y el
mundo.
Tito 1:6-8 (NTV): “Un líder de la iglesia debe tener una vida intachable,
ser fiel en su hogar, recto en su carácter y disciplinado en su conducta. No
debe ser arrogante ni violento, sino hospitalario, justo, sabio y dedicado a
Dios.”
Vivir en santidad significa reflejar el carácter de Cristo en
cada área de su vida: en las palabras, en las decisiones, en el trato con los
demás y en los pensamientos del corazón. La santidad no es una opción, es
una marca distintiva del siervo de Dios (1 Pedro 1:15-16). El
dirigente debe cuidar su testimonio personal y familiar,
inspirando confianza y respeto, no por su posición, sino por
su vida en Cristo.
5. Depender de la Oración y del Espíritu Santo
Hechos 6:4: “Nos dedicaremos a la oración y a la enseñanza de la
palabra.”
El dirigente tiene la obligación de orar y depender
totalmente del Espíritu Santo. Su liderazgo no se sostiene en la habilidad
humana o en su capacidad intelectual, sino en la comunión
constante con Dios. Antes de tomar decisiones, debe buscar la dirección
divina y no dejarse guiar por emociones, impulsos ni presiones externas.
La oración es el corazón mismo de su ministerio. Es en la presencia del Señor donde
el dirigente recibe sabiduría, discernimiento y fortaleza
para guiar a la iglesia de Dios. Al orar, demostramos que reconocemos
nuestra total dependencia del Señor. Un dirigente lleno del Espíritu es
aquel que se rinde cada día a la guía divina, orando no solo por sus propias
cargas, sino por la iglesia y por la predicación del evangelio.
6. Servir, no ser Servido
Marcos 10:45 (NTV): “El Hijo del Hombre vino… para servir y dar su vida.”
El dirigente es, antes de cualquier cosa, un servidor.
Su autoridad se ejerce desde la humildad, teniendo como ejemplo a Cristo
mismo, quien vino a servir y dar su vida por muchos. El llamado al servicio
requiere un corazón dispuesto y una voluntad rendida al Señor. Servir no es
una carga, sino un honor santo, porque cada acto de servicio hecho en amor
se convierte en adoración delante del Señor.
Colosenses 3:23-24 (NTV): “Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, como
si fuera para el Señor y no para la gente. Recuerden que el Señor los
recompensará con una herencia, y que el Amo a quien sirven es Cristo.”
7. Formar y Capacitar a Otros
Efesios 4:11-12: “Cristo dio… pastores y maestros para preparar a los
santos para la obra del ministerio.”
El dirigente no lo hace todo; su responsabilidad es enseñar
y preparar a otros hermanos para la obra de Dios. Él no es un "papa" que
centraliza, sino alguien que impulsa el crecimiento. Su meta es una iglesia madura,
unida y activa en la cual se multiplican los líderes con
un solo objetivo, la PREDICACIÓN
DEL EVANGELIO PARA EXPANDIR EL REINO DE DIOS…
Por lo tanto, hermano Fernando, estar al frente de la Iglesia
para dirigir y guiar no es una posición de privilegio, sino una carga santa de
responsabilidad. Debe ejercerse con temor de Dios, humildad y pasión por cada
una de las almas sobre las cuales se le ha delegado autoridad.
¿Se entiende, hermano Fernando?"
Queridos, hoy estamos reconociendo al hermano Fernando como
dirigente bajo la supervisión y tutela de nuestro presbiterio, lo cual
se mantendrá hasta que Dios confirme el llamado de otro hermano para formar un
Presbiterio Local en medio de la Iglesia Roca de Gracia. Mientras este proceso
se desarrolla, ustedes, como miembros de la iglesia local, tienen la
responsabilidad de sujetarse a la guía y dirección de nuestro hermano.
Él cuenta con todo nuestro respaldo como Ancianos y, como dice la Escritura, “nos
pareció bien a nosotros y al Espíritu Santo”.
1. Exhortación a la Congregación Roca de Gracia
A. Obediencia y Sujeción a las Autoridades Puestas por Dios
Hebreos 13:17 (TLA): “Obedezcan a sus líderes, porque ellos cuidan de ustedes
sin descanso, y saben que son responsables ante Dios de lo que a ustedes les
pase. Traten de no causar problemas, para que el trabajo que ellos hacen sea
agradable y ustedes puedan servirles de ayuda.”
B. Oración Constante por su Liderazgo
1 Tesalonicenses 5:25 (NBV): “Hermanos, oren también por
nosotros.” El apoyo más importante que pueden brindar es la oración
constante e intercesora por su nuevo dirigente.
C. Participación Activa y Ministerial
1 Pedro 4:10 (NTV): “Dios, de su gran variedad de dones espirituales, les ha
dado un don a cada uno de ustedes. Úsenlos bien para servirse los unos a los
otros.” Participen activamente, pues todos tienen un don impartido por el
Señor.
D. Conservar la Unidad en el Vínculo de la Paz
Efesios 4:3 (NTV): “Hagan todo lo posible por mantenerse unidos en el
Espíritu y enlazados mediante la paz.”
Con Francisco y Jimmy, no tenemos duda alguna de que
al reconocer la responsabilidad dirigencial del hermano Fernando sobre la
iglesia Roca de Gracia, esta continuará creciendo espiritualmente y honrando a
Aquel que es digno de toda honra: nuestro Señor Jesucristo.
2 Timoteo 2:8-10 (NBV): “Nunca se olviden de Jesucristo, descendiente de
David, que resucitó de entre los muertos. Este es nuestro evangelio; por
predicarlo sufrimos penalidades y muchos están en la cárcel como un criminal.
Pero la Palabra de Dios no está presa. Por eso, estamos dispuestos a sufrir si
con ello alcanzamos la salvación y la gloria eterna para aquellos a los que
Dios ha escogido. Esa es la salvación que tenemos en Cristo Jesús.”
Que el Señor les bendiga...